jueves, 23 de diciembre de 2010

YO ACUSO

Por. Gerardo Paredes
 
Estimado Sr. Presidente Porfirio Lobo:
 
Me permito el atrevimiento de escribirle esto como Nacionalista, preocupado que la gloria de nuestra institución, tan grandiosa como ha sido hasta ahora, pueda estar amenazada por la más triste e ignomiosa mancha

Es usted el resultado de un proceso electoral en el cual conquistó el corazón de más de 1 millón de hondureños, una jornada patriótica en la que se le enseño al mundo el valor de la fé democrática del pueblo Hondureño. Era usted acaso el mejor candidato o simplemente el menos malo? la historia lo juzgara.
 
¡Pero qué mancha oscura sobre su nombre -iba a decir sobre nuestro país- pero será sobre su presidencia, será usted recordado como el presidente que resucitó a Palmerolo.  Esta mancha que pende sobre su cabeza; la conservará Honuras pero la historia consignará que semejante crimen se cometió al amparo de su presidencia.
Puesto que se ha obrado tan sin razón, hablaré.  Prometo decir toda la verdad y la diré si antes no lo hace el tribunal con toda claridad.
 
Es mi deber: no quiero ser cómplice. Todas las noches me desvelaría el espectro de la impunidad que sintiendose libre continuaría torturando al pueblo, el inocente que paga impuestos o que no tiene como pagarlos y que expía a lo lejos cruelmente torturado, un crimen que no ha cometido y que debió ser pagado y el dinero devuelto a las arcas del estado.
Por eso me dirijo a vos gritando la verdad con toda la fuerza de mi rebelión de hombre honrado. Estoy convencido de que NO ignoráis lo que ocurre.  Mas aún así pretendo hacerle reflexionar sobre la burda estupidez de la empresa que ha iniciado a favor de la impunidad en el país.
Ante todo, la verdad acerca del robo descarado
 
He aquí, señor Presidente, los hechos que demuestran cómo puede cometerse un error judicial. En el cual su mismo gobierno que debe luchar contra el crimen busca proteger al más famoso criminal de nuestra historia. Cree usted correcto ver a sus ministros lamiendo las botas de la izquierda, o arropándose con una manta roja, o utilizando prendas de vestir de este color?. Le parece a usted sensato para vuestra presidencia (así en minúsculas) el colocarse en las cuatro extremidades a la espera de los empellones de la OEA.
¡No, Señor, no aprendió usted el ejemplo, de traer a esos ministruchos del mal, colocarlos frente a la cámaras de televisión nacional y decirles cuatro verdades,  no señor, me queda claro que usted no aprendió, que aquel enhiesto puño firme con el cual una vez quizo llegar a la presidencia (otra vez en minúsculas), era solo un ardid para llegar a ser presidente. Aunque usted nos ha demostrado que le gustan las medias tintas, continuaré exponiendo ante usted la gravedad de lo que pretende.
 
Por lo tanto, lo repito, no puede aparecer el imputado  inocente sin que todo el Estado parezca culpable. Con esto usted mismo esta horadando la tierra para abrir el espacio para la tumba política suya y de su partido. En estos subterfugios legales que pretende utilizar han agitado allí la demencia y la estupidez, maquinaciones locas, prácticas de baja moral, costumbres inquisitoriales; el placer de algunos tiranos que pisotean la nación, ahogando en su garganta el grito de verdad y de justicia bajo el pretexto, falso y sacrílego, de razón de estado. ¡Esa verdad, esa justicia que nosotros buscamos apasionadamente, las vemos ahora humilladas y desconocidas! (…)
 
Yo Acuso al Presidente Porfirio Lobo Sosa de dar vía libre para la impunidad, que abra mejor las cárceles y que en lugar de barrotes otorgue trofeo a los homicidas y ladrones, que devuelva las aviones a los narcotraficantes, que busque el hoyo que ha abierto para su presidencia y que se entierre.
 
Yo Acuso a la clase política, por dejarse manipular y pervertir el sistema legal de una nación bajo componendas infantiles, el único camino para un mal político es el suicidio, dejen de respirar nuestro mismo aire, tengan siquiera pena por sus acciones.
 
Yo Acuso a Manuel Zelaya Rosales, no solo de los crímenes que se le imputan, sino tambien de haber buscado y seguir buscando que esta tierra que le vio nacer, y que tan bondadosa ha sido con su estirpe por más de 500 añs se hunda y se autodestruya, si su corazón es tan negro que no puede sacar ese odio, sáquelo de su pecho, no merece usted vivir con tal odio para su tierra.
 
Yo Acuso a los cuatreros de sembrar la semilla del odio entre nuestra sociedad,  que disfruten sus dineros mal habidos con sendos sobreseimientos defintivos, de todas maneras no teneis conciencia, ni siquiera estos os molestará .
 
Y por último: Yo Acuso a la sociedad civil, por estar caminando como ovejas al matadero y por no poner un hasta aquí ante una nueva traición a la patria. En cuanto a las personas a quienes acuso, debo decir que ni las conozco ni las he visto nunca, ni siento particularmente por ellas rencor ni odio. Las considero como entidades, como espíritus de maleficencia social. Y el acto que realizo aquí, no es más que un medio revolucionario de activar la explosión de la verdad y de la justicia. Sólo un sentimiento me mueve, sólo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la humanidad, que ha sufrido tanto y que tiene derecho a ser feliz. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevar  a los Tribunales   al imputado  y que le juzguen públicamente para que el pueblo lo vea.

Así lo espero.

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