¿Y CUÁL ES EL PROBLEMA?
¨El problema de nuestra época consiste en que sus hombres
no quieren ser útiles sino importantes¨ Churchill
Hace 15 meses el derrocado Presidente Zelaya consultaba de manera ilegal al pueblo sobre la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente. |
Hace unos días el Presidente Lobo en unas declaraciones de manera informal a la prensa, lanzo una pregunta desafiante al pueblo hondureño refiriéndose a la posibilidad de la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente: ¨¿Y cuál es el problema?¨, así que he decido en este escrito, responder a la pregunta hecha por el mandatario.
De inicio hay un enorme problema, y me refiero al constitucional, ya que nuestra Carta Magna tiene la propiedad de auto protegerse de cuaquier amenaza de ser derogada, y respecto a una Asamblea Nacional Constituyente consultada vía Plebiscito o Referendum se impide por medio de los artículos 5 y 374 en los que deja claro que no se puede consultar al pueblo para derogar los artículos pétreos, y en el artículo 4 califica como Traidor a la Patria el que intente cambiar la forma de gobierno así como la alternabilidad en el poder, esto nos deja ver, el primer problema es que es un delito constitucional.
Un detalle sumamente importante de saber es que de los 379 artículos que contiene nuestra Carta Magna, son modificables 373, ya que el resto son los Artículos Pétreos, pero de esos sólo interesarían dos: La Alternabilidad en el Poder, y la Forma de Gobierno, en este punto me atrevo a dejar que Ud. saque sus propias conclusiones respecto a las intenciones del Presidente Lobo si su objetivo son solamente estos dos Artículos.
Hay otro punto muy importante y es respetar la voluntad del pueblo, ya que en las elecciones generales recien pasadas, había un candidato que como principal promesa de campaña tenía precisamente la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente, pero sus votos fueron la minoría dentro de todas las demás opciones, en ese momento los hondureños dejabamos claro el rechazo ante esta propuesta, y dijimos que queríamos vivir en un país donde sus mandatarios respetaran las leyes y fortalecieran la institucionalidad.
El diálogo siempre es la mejor vía para llegar a un acuerdo, pero hay situaciones que no se negocían, ya que son totalmente amenazantes contra el Estado de Derecho de nuestro país. Una Asamblea Nacional Constituyente no remedia en lo absoluto ningún problema de Honduras, al contrario, se agudizan, ya que si no hay capacidad de cumplir y hacer cumplir una Constitución tan clara, precisa y relativamente joven como la que ya tenemos pues difícilmente sería una vía sensata querer crear una nueva en un ambiente viciado como el que ya existe y tantos intereses sospechosos, asi que a todas luces es claro que esto no es lo que Honduras necesita en este momento en el que aún convalece de una recien pasada crisis provocada por una propuesta similar a la que ahora realiza el Sr. Lobo.
No somos extremistas como el Presidente Lobo nos ha catalogado en mas de una vez, simplemente queremos que se respete nuestra Constitución, la cual habla por si misma en sus artículos que claramente expresan la ilegalidad que se cometería al atentar contra ella. Tampoco somos UNOS, somos el 90% de la población, que quiere que su país salga adelante de una vez y por todas, ocupandonos de asuntos de interes y suma importancia como la educación, atención médica digna, alimentación al alcance de todos, calles sin violencia, un sistema penitenciario que rehabilite, redes viales en optimo estado, y la lista es infinita, así que si el Sr. Lobo quiere ver una Honduras unida y en paz, que comience por ocuparse de estos asuntos prioritarios, ya no de agendas influenciadas por intereses propios y mezquinos.
Y para terminar, les invito a la reflexión del delicado momento que vivimos NUEVAMENTE, recordemos por favor esta noticia del 28 de Junio del 2009 y veamos que similitudes habrían en la ilegalidad promovida por Zelaya al convocar a una consulta popular con el fin de instalar una Cuarta Urna, y lo que ahora 15 meses después está promoviendo el Presidente Lobo, y una vez las veamos podamos responder contundentemente a la pregunta del primer ciudadano de Honduras: ¨¿Y Cuál es el problema? ¨
Decreto PCM-020 convocando a una Constituyente, promueve ruptura del orden institucional
Elena Toledo Ch.
elenatoledo70@hotmail.com
elenatoledo70@hotmail.com
Muy cierto, que dejen de hablar tonteras y se pongan a trabajar en lo que SI ocupamos.
ResponderEliminarAl leer este artículo de Elena Toledo, no puede sino asombrar una vez más el grado de corrupción de la clase política latinoamericana, en lo general, máxime después de toda la situación que vivió Honduras por los apetitos de poder, influenciado por la Tiranía de Chávez, de Ernesto Zelaya, a partir de los hechos acaecidos del 28 de junio de 2008.
ResponderEliminarHonduras, el pueblo hondureño sufrió, por parte de la comunidad internacional un bloqueo salvaje, porque los militares de esa Nación cumplieron con su deber sagrado de proteger a la Patria que se encontraba amenazada. No sufrió Zelaya, ni la está sufriendo hoy, pues vive en el exilio a cuerpo de rey y a todo lujo, ni la sufrieron los funcionarios del Alto Gobierno de Zelaya.
Luego, hoy, el mundo latinoamericano, mira con asombro, un nuevo intento de cambiar la Carta Magna de ese País, por parte del Presidente Lobo, quién parece que se olvidó todo lo que sufrió su pueblo, por la intentona de Zelaya.
Los políticos deben entender de una vez por todas, que ellos se deben a sus conciudadanos y son los depositarios de sus necesidades y no de los mezquinos intereses de quienes ostentan el poder.
La corrupción es el peor flagelo de nuestras sociedades y este altísimo precio lo pagan las personas más modestas y de clase media que son la mayoría y eso no debe ser aceptado por la comunidad responsable y madura.
Está bueno ya que algunos políticos, abusen de su Poder para hacer lo que ellos quieren y no ocuparse de los problemas reales de sus gobernados.
Todo ciudadano honesto, debe ser suficientemente valiente como lo es Doña Elena Toledo y denunciar cada acto de corrupción, de ambición de poder, por mínimo que este sea y exigir a sus representantes, el respeto que el pueblo merece.
Desde Chile, Fernando Rodríguez Guzmán